El COVID-19 no da tregua, mientras el precio del petróleo le hace reverencias literalmente, besándole los pies.
Aumentan las quiebras y sus efectos colaterales mientras, gobiernos de todo el planeta hacen el esfuerzo aplaudible por cuidar a sus ciudadanos. El mundo está conociendo una historia sin precedentes, dejando ciudades cosmopolitas, famosas por su imparable actividad, pero sobre todo conocidas por sus eternas congestiones de tráfico, transformadas en literales desiertos. Nueva York o Madrid, se inclinaron ante el slogan “never sleeps”.
Científicos, profesionales de la medicina, actores de distintas áreas incluido el ecosistema tecnológico, todos combatiendo un enemigo común, en una era que será marcada por la adaptabilidad para la supervivencia.
Lideran Estados Unidos, Italia, España y China mientras que África ya supera los 5.600 casos confirmados y algo cerca de 200 fallecidos. Estamos evidenciando una disyuntiva del tipo “salvar vidas vs salvar la economía mundial”, y la respuesta no puede ser más obvia.
El cierre sincronizado de todas las fronteras por 21 días es el botón necesario que debemos pulsar para darle un alto en seco a la propagación del virus.
Vemos a diario grandes iniciativas, videos que se hacen virales entre penas y llantos todavía hay algo que no se entendió: que el virus vino con la intención de quedarse, pero sin embargo no debemos darle la oportunidad de hacerlo.
Esta es nuestra oportunidad para sellar en el libro de la historia, la estrategia definitiva para parar este brote en seco. Es una cuestión de liderazgo sostenible.
Ningún país en el mundo, de ningún continente precisa de ayuda, más bien de colaboración, en una estrategia que exige de todas las partes una lógica de acción mancomunada y organizada al unísono. Es hora de utilizar la consciencia colectiva y actuar como especie, que comprende que el liderazgo sostenible establece una línea directa entre la economía y el medioambiente, una integración equilibrada de mentes colaborativas que no amenace a ninguna de las Fuentes de recursos. Y que ante ésta disyuntiva, podemos salvar las vidas primero, y rescatar la economía mundial después.
Es momento de actuar como esa generación con consciencia global, que puede ejercer un cambio positivo, que posibilite mantener las condiciones del juego,para permitir una mayor y mejor calidad de vida, para todos nosotros y las generaciones venideras.
Por lo antes expuesto, los invito y convoco:
Solicitemos todos, la acción coordinada y colectiva, para aunar esfuerzos y hacer la cuarentena voluntaria por 21 días, en todo el planeta al mismo tiempo, permitiendo únicamente los traslados imprescindibles para el transporte sanitario y de alimentos. Ahorremos esfuerzos y cerremos fronteras todos los países juntos por 21 días, para combatir al virus al unísono, y finalizar así con esta pandemia.
“Words can stop wars, wars can´t stop words”.
Sobre el autor
Un buen análisis; bastante descriptivo sobre el panorama actual que invita a la reflexión y la autoconciencia.