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Pocas dudas quedan tras cuatro meses de convivencia con el virus SARS-CoV-2 (COVID-19), estamos viviendo una transformación radical en todas sus dimensiones como una película de ficción se tratase, se ha experimentado en todos los ámbitos de la sociedad, desde las relaciones interpersonales hasta por supuesto la transformación del modelo de negocio de muchas organizaciones.
Pero… ¿Están las empresas dimensionadas y optimizadas para resistir estos nuevos escenarios económicos que se avecinan? La respuesta es rotunda, NO; o de otra manera más flexible, AÚN NO.
Muchos son los ejemplos actuales de dimensionamientos de emergencia, que han realizado numerosos negocios para sobrevivir en tiempos de COVID-19: pedidos a domicilio, ampliación de terrazas, reducciones de aforos, turnos de trabajo, estructuras productivas modificadas para productos específicos, transformación de las líneas de producción y búsqueda de nuevas líneas de negocio, entre otros ejemplos.
Otras muchas organizaciones, tras el post confinamiento, necesitaran replantear a marchas forzadas su estructura productiva y sobre todo su estructura de gastos, adecuándola a una nueva realidad más austera y desconocida.
Estos esfuerzos, tanto en tiempos de COVID-19 como post COVID-19, están destinados a no ser rentables, si no vienen acompañados de proyectos y análisis auxiliares que permitan a la directiva, identificar con rapidez y de manera fehaciente, primero las posibilidades de mejora en sus resultados de explotación, segundo la adecuación de sus instalaciones y por último la adecuación de su estructura de costes al nuevo escenario económico tanto a corto como a largo plazo.
Para ello, no solo hay que innovar y buscar nuevas soluciones, también hay que analizar las soluciones aplicadas con éxito en crisis económicas anteriores. Pongamos un ejemplo:
Pero… ¿Están las empresas dimensionadas y optimizadas para resistir estos nuevos escenarios económicos que se avecinan? La respuesta es rotunda, NO; o de otra manera más flexible, AÚN NO.
Pablo Esteban
Si nos remontamos entre los años 2007-2010, en plena crisis, uno de los sectores de referencia en el sistema productivo español, como es el sector de la automoción, experimentó la necesidad de ajustar totalmente su estructura de costes, ante la bajada drástica de ventas que acabó con la rentabilidad del sector.
Los planes de acción llevados a cabo se basaron en el análisis exhaustivo y detallado de todos los costes operativos, costes de fabricación, costes de distribución, ventas, marketing, entre otros.
Las acciones que obtuvieron un mayor éxito fueron, el dimensionamiento en su estructura de compras, optimizándola aún más y el dimensionamiento de sus instalaciones a una nueva realidad. Igualmente, en la parte de Retail de la automoción, liberaron espacios que estaban sobredimensionados, cambiando emplazamientos geográficos, localizaciones, instalaciones que a su vez vendieron o alquilaron a empresas terceras, incluso creando outsourcing con ellas. Lo que permitió además de generar ahorros de costes fijos, diversificar actividades y aumentar los ingresos.
Consecuencia de estas estrategias, el sector pasó a resultados positivos. De hecho, hoy podemos encontrar instalaciones del sector automovilístico compartidas con supermercados, gimnasios y áreas comerciales, como ejemplos.
Nos esperan tiempos difíciles. Y al igual que en el ejemplo anterior, donde se buscaron soluciones globales que afectaron a todas las parcelas de la organización, hoy habrá que buscar todas las palancas posibles de mejora, no solo en la innovación e investigación, sino incidir de manera global, en todos los aspectos posibles de mejora en la empresa.
Es el momento de dar un paso hacia delante, porque en las grandes crisis aparecen las grandes oportunidades.
Es el momento, de buscar alternativas, reducciones de costes, disminución de gastos, dimensionar la empresa de manera adecuada, eliminar despilfarros en el modelo de negocio, en la cadena de suministros, en su logística, en sus departamentos y en sus estructuras.
En definitiva, hagamos que el tejido empresarial español sea, más dinámico, más versátil, más adaptable a cambios en el corto plazo y ante todo, más próspero para todos.
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