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Ahora, más que nunca, hace falta política útil

Congreso de los Diputados
Ser de ideología de centro no es exactamente estar situado en el punto equidistante entre la izquierda y la derecha, más bien diríamos que “el centro” es ese espacio caracterizado por una mentalidad abierta, la capacidad de entendimiento, la racionalidad, la sensibilidad social y el compromiso congruente con la igualdad y la libertad de todos los individuos.

Decía Ortega y Gasset que “ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”. Su intención era la de criticar a las personas que, definiéndose dentro de la derecha o la izquierda políticamente hablando, son incapaces de pensar, de una forma extensa, más allá de su ideología.

No me equivoco escribiendo que hoy -cuando España aparece en todos los rankings como el país más polarizado, políticamente hablando, de nuestro entorno- definirse como un partido o un votante de centro, no está bien visto ni es bien recibido por nuestros vecinos.

Ser de ideología de centro no es exactamente estar situado en el punto equidistante entre la izquierda y la derecha, más bien diríamos que “el centro” es ese espacio caracterizado por una mentalidad abierta, la capacidad de entendimiento, la racionalidad, la sensibilidad social y el compromiso congruente con la igualdad y la libertad de todos los individuos.

Tener mente abierta es lo contrario al prejuicio, al estereotipo y al cliché. La mente abierta es propia de personas que se distancian de hábitos autoritarios y que confeccionan políticas que traten de dar solución a los problemas reales de los ciudadanos por encima de si esta medida o aquella otra procede de una orilla ideológica o de otra. Si es bueno para los ciudadanos, hágase. En definitiva, tener la mente abierta es superar el pensamiento bipolar. Y, además, tender puentes, buscar diálogo y consenso porque lo que de verdad se persigue no es conseguir tener el poder, sino conseguir el bienestar de los ciudadanos.

Mejorar la vida de la gente, tener capacidad profesional y de gestión, hacer políticas equilibradas, reformistas, moderadas, realistas y de integración. Eso es el centro. Nada más, ni nada menos.

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“Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral”

Ortega y Gasset

Empecemos por lo obvio: lo que se ha venido votando hasta ahora en el Congreso de los Diputados ha sido la prórroga, durante 15 días más, del Estado de Alarma como mecanismo constitucional para decretar el confinamiento. Nada nuevo para Ciudadanos, que ha votado a favor en las cinco ocasiones y no se ha movido de su posición. Aunque el rodillo mediático quiera hacer ver otra cosa, en ningún caso se ha tratado de una votación de confianza sobre Pedro Sánchez o de una votación para debilitar al Gobierno socialcomunista, como han planteado los grupos que se han posicionado en el NO (Vox, ERC, JxCat o la CUP). Para estos partidos políticos, el castigo al Gobierno o el plebiscito sobre la figura del presidente parece que está antes que la pandemia, el confinamiento o que la garantía de que los ERTE y la prestación extraordinaria de autónomos se mantengan y extiendan más allá de esta situación jurídica de excepcionalidad.

Sobran los motivos para censurar la unilateralidad y los excesos con los que el Gobierno se ha venido conduciendo en esta crisis. El SÍ de Ciudadanos no es un SÍ ni al Gobierno ni a su gestión, pues nada tiene que ver con esto, sino con algo mucho más importante -una pandemia que se ha cobrado ya la vida de más de 28.000 personas y el empleo de millones de españoles-, no es un voto a favor para que siga tomando las decisiones sin contar con nadie, para que cuele a Iglesias en el CNI, para que haga nombramientos de tapadillo o adjudique contratos sin la menor transparencia.

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El señor Sánchez, desde luego, no lo está poniendo nada fácil para dejar a un lado el partidismo y las aversiones personales, para que se ponga por delante el interés de los ciudadanos. Por este motivo, nuestro SÍ a la prórroga del Estado de Alarma es un SÍ condicionado a que el Gobierno cumpla los compromisos que hemos arrancado a Pedro Sánchez: que se desvinculen del Estado de Alarma todos los ERTEs, ayudas, prestaciones y subsidios a empresas, trabajadores y autónomos afectados por el coronavirus, y que se extiendan más allá en el tiempo, cuando el Estado de Alarma decaiga, integrándose en la legislación económica ordinaria, y que el Congreso declare hábil el mes de julio para poder hacer nuestra labor de oposición que es controlar la gestión del Gobierno

Probablemente, quienes no han apoyado la prórroga del Estado de Alarma o están centrando la cuestión en Sánchez oculten que, si hubiera ganado el NO que ellos votaron, toda la protección económica y social decretada a causa del coronavirus habría decaído. Sánchez amenazó con ello y es muy capaz de hacerlo, pero los españoles no se merecen sufrir la irresponsabilidad de su Gobierno. La culpa de que esto hubiera sucedido sería, desde luego, del Gobierno y no de la oposición, pero eso no justificaba en ningún caso dejar a millones de familias desamparadas en medio de la peor crisis económica del último siglo. Con este compromiso, Ciudadanos ha conseguido desligar estas ayudas del Estado de Alarma y que los ERTE y prestaciones de autónomos no vuelvan a depender más de si el Gobierno pierde una votación en el Congreso.

Sabemos que este Gobierno no tiene un Plan B y sabemos también que las leyes ordinarias que existen actualmente en materia sanitaria no permiten limitar derechos fundamentales como el de reunión o movimiento, salvo en casos muy concretos y con el aval de un juez. Y esto, nuevamente, es una grave irresponsabilidad de Pedro Sánchez. Si hubiera ganado el NO, todos los españoles habrían podido salir a la calle sin ninguna restricción, moverse a segundas residencias, ir a la playa o a la discoteca, con los rebrotes que todo ello habría supuesto y los consabidos resultados: colapso de UCIs, personas fallecidas a millares, sanitarios sin protección adecuada, etc.

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Probablemente, quienes no han apoyado la prórroga del Estado de Alarma o están centrando la cuestión en Sánchez oculten que, si hubiera ganado el NO que ellos votaron, toda la protección económica y social decretada a causa del coronavirus habría decaído. Sánchez amenazó con ello y es muy capaz de hacerlo, pero los españoles no se merecen sufrir la irresponsabilidad de su Gobierno.

María Muñoz

Desde Ciudadanos seguimos abogando por la unión y el entendimiento para salvar vidas y salvar empleos, dejando a un lado las cuestiones de partido y poniendo por delante todo lo que nos une. En Ciudadanos tendemos la mano al Gobierno para luchar juntos contra esta terrible pandemia y la subsiguiente crisis económica, pero es una mano crítica y vigilante. Desde el primer momento, hemos apostado por la utilidad.

Toda España sabe cuál es nuestra opinión sobre Sánchez y sabe que estamos muy alejados ideológicamente de su Gobierno, pero en Ciudadanos podemos presumir de poner los intereses de los españoles por encima de todo. Las consecuencias de haber votado NO habrían sido nefastas. Por tanto, hemos votado SÍ a 15 días más de Estado de Alarma, 15 días más en los que el confinamiento seguirá actuando contra el contagio, 15 días condicionados a que el Gobierno vaya preparando un plan garantista y ordenado para salir de esta situación excepcional, porque no podemos vivir en la excepcionalidad hasta que haya una vacuna.

Nuestro SÍ, en definitiva, es un voto en conciencia, para ser útiles a los españoles. Nadie puede dudar sobre dónde estaría Ciudadanos si el Gobierno fuera del PP: en el mismo lugar que ahora, dando estabilidad, pidiendo unidad y arrimando el hombro para salvar vidas y salvar empleos.

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